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El salón de actos de la federación Solidaridad se convirtió ayer en un centro de debate muy intenso. El tema central fue las antenas de telefonía y su radiaciones, cuestiones que provocaron que entre los asistentes se creara un intenso ’enfrentamiento’ con los responsables encargados de dar la charla. Gabriel Bernal, de la Sociedad Andaluza para el Desarrollo de las Telecomunicaciones y un técnico de la delegación de Urbanismo fueron los encargados de exponer ante los vecinos una serie de informes donde se establecía que “no tienen base científica que las antenas perjudiquen a la salud”. Bernal intentó calmar los ánimos de los asistentes informándoles que a pesar de que “todas las cosas nuevas nos dan algo de respeto, lo cierto es que se han realizado más estudios sobre las antenas de telefonía que de cualquier otra cosa y no se ha demostrado que influya en la salud”.

Hubo un apartado de preguntas donde algunos testimonios aseguraban que el tener una antena cerca les ha provocado problemas de salud. María del Carmen, una de las asistentes, declaró que “me alegro de que este Ayuntamiento comience a tener algo de sensibilidad en cuanto a la implantación de las antenas en la ciudad, creo que es el camino que hay que seguir”. Esta jerezana y su marido llevan desde 2002 luchando para que bajen las radiaciones de las antenas de telefonía. En el año citado, colocaron una de estas instalaciones cerca de su vivienda y su hija comenzó a presentar problemas de salud. “Lo de mi niña todavía es funcional, no es cáncer. Pero los dolores, la fibromialgia… ¡Hasta escupe sangre! Y todo a raíz de la colocación de la antena”, señaló ayer María del Carmen. Esta familia ha pasado por las consultas de médicos de todo el país, desde Barcelona, Madrid, Marbella, Sevilla… y uno de estos profesionales de la capital les llegó a decir que “mi hija tiene un setenta por ciento de electricidad metido en el cuerpo y no tiene cura. Aquí hay una liada increíble, pero se mira para otro lado porque hay muchos intereses económicos”.

La hija de María del Carmen tiene ahora 35 años y está limitada en casi todas las facetas, desde el trabajo hasta para tomar un café en el centro. “Cuando llega a la calle Francos se pone fatal por el wifi del Ayuntamiento y se ha llegado a desmayar varias veces en la estación de trenes por la electricidad. Hasta mi marido le llegó a fabricar una caja de madera para que no le entraran las radiaciones, pero nada, incluso ha dormido en sótanos, cuevas, come todo ecológico… Pero no sirve de nada, está achicharrada por dentro y la única solución es la no exposición a la radiación, algo imposible en esta ciudad. Esto es la lepra del siglo XXI”, denunció María del Carmen.

Teófilo Santana también llevó a la sala su experiencia con las antenas. Ha superado un cáncer, pero los médicos constataron que cuando se encontraba por un tiempo cerca de las antenas se ponía peor. “Así que decidimos vivir en el campo”, señaló su mujer. Teófilo recalcó que “al principio nos fuimos a una caseta muy pequeña, sin agua y en unas condiciones muy malas. Lo hemos pasado muy mal”, incluso tienen su actual vivienda recubierta con un material contra las radiaciones.

El resumen de esta reunión, promovida por el Ayuntamiento, es que la polémica sobre las antenas de telefonía es más fuerte de lo que en principio se puede pensar. La confrontación entre las versiones oficiales y los documentos de médicos y organizaciones que se pueden encontrar tienen versiones muy distintas de los resultados de estas instalaciones en la ciudad. “Son documentos de la Organización Mundial de la Salud y del Ministerio. Si en estos se dice que no hay riesgos, no los hay”, intentaba trasladar Bernal a los presentes.

Todos los presentes levantaron la mano para preguntar, contestar y enfrentarse en cierta forma con los ponentes. “Me duele que nos cuenten la historia desde un mismo punto de vista, pido que respeten a todos los ciudadanos”, señaló un integrante de UPyD, también presente en la sala. “Con menos potencia también hay comunicación. Este hombre -refiriéndose a Gabriel Bernal- viene para convencernos, pero no lo ha conseguido, porque de ingeniería sabrá mucho, pero de salud nada”, declaró Gil.

Sobre la actuación del Ayuntamiento, el técnico resaltó que ésta es una de las reuniones que se va a mantener con vecinos y partidos políticos con presencia en el pleno para explicarles el procedimiento que el Gobierno sigue al aprobar un plan de implantación de antenas. “Aquí no se pone ninguna antena de forma que no cumpla la normativa y el bajar o no su potencia no es competencia de una entidad local”, resaltó el responsable. Cabe recordar que en un pleno reciente, se suspendió a última hora la aprobación de más de cien antenas nuevas en la ciudad. “No fue un paso atrás del Gobierno por las presiones vecinales, pero sí entendimos que teníamos que explicar a los demás partidos y asociaciones el procedimiento que seguimos. No quiere decir que suspendamos estas instalaciones, sino que se aprobarán en un futuro”, resaltó el técnico municipal. La sensación que queda tras este encuentro es que los vecinos se hubieran quedado todo el día discutiendo sobre el asunto. Será porque es una cuestión que preocupa más de lo que piensa el Gobierno a los vecinos.