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Les voy a contar una historia que me ha ocurrido a raíz de mi artículo “La contaminación electromagnética, un peligra a la vuelta de la esquina”. Me llamó por teléfono una señorita de tele 7 a los pocos días de publicado mi artículo, pidiendo hacerme una entrevista para la susodicha cadena sobre la contaminación electromagnética. Quedamos para medir las radiaciones de Radio Nacional a las que hacía referencia en mi artículo y charlar sobre las radiaciones electromagnéticas.

No era la primera televisión que me entrevistaba sobre el tema, así que no me sorprendió. Llegaron ella y un ayudante de cámara con todo su equipo, y estuvimos más de tres horas rodando y de entrevista, tratando de todos los pormenores de la radiación electromagnética. Un reportaje que yo considero que hubiera sido interesante para los televidenes y que, por supuesto, hubiera suscitado múltiples debates.

El tema de la perjudicialidad de las radiaciones electromagnéticas, ya que es un tema en el que se mezclan la ciencia y la economía (cosa que en ciencia raras veces ocurre tan a las claras), no está aún resuelto, a pesar del RD decreto 10066/2001, ya que éste lo que hace es acercar el ascua a su sardina (a la de las empresas de telecomunicaciones), y no solventa el problema, como han intentado otros países como China o Suiiza, en donde los límites de radiación permitida son menores, ya que tienen más en cuenta el “principio de precacución”. En china para emisiones de microondas como las de los móviles, por ejemplo, los límites tolerados son 10 veces menores que en Europa. Con otros límites ocurre algo similar.

Bueno, continuemos por donde íbamos. A los pocos días de haber sido rodado el programa me manda un mail la señorita de tele 7 diciéndome que mis datos estaban equivocados. Que había consultado con “expertos” (supongo que de las compañías eléctricas y de telecomunicaciones y que le habían “informado correctamente”. Le contesté amablemente intentando disipar sus dudas. Sin embargo, me contestó, al final (después de varios emails aclaratorios), que su reportaje versaba sobre los campos electro-magnéticos y lo que yo había medido era campo eléctrico. Bueno, algo hay que medir. Si ella me lo hubiera dicho hubiéramos medido campo electromagnético, aunque para la longitud de onda de radiofrecuencia estudiada de Radio Nacional en Las Torres de Cotillas no viene estipulado un límite en el RD, ya que para esos límites de frecuencia lo que se estudia es el campo eléctrico.

De todas formas en nuestra entrevista hablamos ampliamente de los campos electromagnéticos y le sugerí un nuevo mecanismo de acción de los mismos sobre las neuronas: la alteración de la neurocuántica cerebral, rama nueva de la neurología que podría explicar muchos de los fenómenos que se producen en el cerebro, como la telepatía o la precognición, y que podría ser muy sensible a las radiaciones electromagnéticas, como lo son algunos cerebros a la telepatía.

En fin, lo que queda claro una vez más es que la verdad sobre los campos electromagnético, o el tema en sí, es un tema tabú, y las compañías de telecomunicaciones son muy poderosas y sus brazos alcanzan a cualquier reportero que desee informar sobre el tema. ¿Dónde está la libertad de prensa? ¿Y el derecho a discrepar? ¿No es así como la humanidad ha ido avanzando?

Recomiendo a quienes estén interesados en el tema a que buceen por internet, que es mucho lo que hay escrito, y que empiecen por la página de Ecologistas en Acción, que se han preocupado de recopilar gran cantidad de material al respecto.